sábado, 14 de octubre de 2023

Coyuntura financiera española

 

La evolución de los indicadores financieros es un elemento de análisis importante para determinar la situación real de una economía. Actualmente nos encontramos con un aumento permanente e histórico de la deuda mundial, y curiosamente no parece que eso plantee ningún riesgo ni problema para la estabilidad económica y social en el medio y largo plazo. Incluso organismos internacionales como el FMI confirma que durante los próximos ejercicios continuará creciendo a un ritmo parecido al que lo viene haciendo. La extraordinaria subida de tipos de intervención de los bancos centrales ha sido excepcionalmente rápida e intensa, y el traslado a la economía española también por la vía de los costes. Otro elemento a destacar es que la intensidad de subida de tipos oficiales no se ha trasladado al pasivo de las entidades financieras, probablemente por la enorme liquidez que se introdujo en el sistema monetario para contrarrestar la inestabilidad en los mercados de deuda pública durante la década pasada. Por tanto, un crecimiento constante de la deuda, un fuerte aumento del coste de dicha deuda y un escaso incentivo para el ahorro no parece que sea un panorama que estimule la estabilidad indicada.


La coyuntura financiera muestra el aumento generalizado de tipos de interés para los principales agentes económicos: sector público, hogares y empresas. Los bancos centrales están nadando en una situación convulsa. Por un lado tienen el firme objetivo de reducir la inflación, pero tienen el riesgo de que la economía se desplome. Esto último se puede ver agravado si los agentes económicos están excesivamente endeudados  y el sector financiero no tiene recursos propios suficientes para absorber pérdidas significativas en sus activos. Donde más se observa el endurecimiento de condiciones financieras es el crédito a la vivienda que desciende una -17,1% en el acumulado del año, y el de operaciones a sociedades no financieras de más de un millón de euros, que desciende un -22,8% en el mismo periodo.


Un indicador de la salud financiera de un país es su prima de riesgo, que marca la diferencia de rentabilidad del bono a 10 años de cada país frente al bono alemán. En la década pasada ganó bastante protagonismo durante la crisis de los mercados europeos de deuda pública. Actualmente la prima de riesgo española permanece estable en torno a los 100 pb, y eso indica que aparentemente no hay signos de  peligro en la capacidad de pago de intereses y de devolución de deuda del país. Tampoco lo había hasta mediados de 2010 y a partir de entonces se disparó la prima de riesgo por encima de los 500 pb en 2012, y eso que la crisis inmobiliaria se produjo dos años antes. Por tanto, la prima de riesgo no es un indicador adelantado y probablemente presenta sesgos cognitivos que generan reacciones exageradas que retroalimentan el problema.

Es curioso la fortaleza de la renta variable teniendo en cuenta el fuerte aumento de tipos de interés registrado. También el hecho que el PER del mercado español de renta variable se encuentre por debajo del registrado en ejercicios anteriores, en los que los tipos eran significativamente menores o incluso negativos. El precio del petróleo es otro elemento de inestabilidad para la economía y la intensificación del conflicto en Oriente Medio puede incrementar aún más los riesgos de desaceleración o directamente recesión. Por tanto lo que suceda con el precio del petróleo y el tipo de cambio del dólar puede puede tener un impacto inesperado sobre la situación financiera de la economía española.