La
financiación de la demanda se encuentra en la mayor tasa interanual
negativa histórica desde 1995, como podemos observar en los gráficos
adjuntos. Obviamente, esto representa un condicionante adverso adicional
e importante a la difícil coyuntura económica actual. Ahora bien, si se
analiza la dinámica del crédito desde una perspectiva menos coyuntural,
y sobre todo desde la óptica del impacto que el nivel de crédito puede
tener en el crecimiento de una economía en el largo plazo, podremos
comprobar que los excesos crediticios, tanto en un boom como en períodos
de escasez, pueden generar problemas mayores que los beneficios
aportados. El paradigma de que a mayor liberalización y desregulación
del sistema financiero y bancario, mayor es el resultado de la
actividad económica, está siendo cuestionado, y no sólo desde el ámbito
ideológico o político. El trabajo "La relación del estado estacionario entre el crédito y el PIB en la economía española"
del servicio de estudios del BBVA va en la línea de que el boom
crediticio observado a partir de finales de la década de los noventa en
España y su posterior desplome a consecuencia de la crisis le ha costado
aproximadamente un 10% de PIB a la economía española. Para llegar a esa
conclusión han tomado la metodología utilizada por el BCE para el caso
irlandés, aplicándolo al caso español. Dicho modelo ha tomado tres
variables, el PIB, el crédito al sector privado de la economía, y los
depósitos de residentes en las entidades financieras nacionales,
buscando relacionar por un lado el ratio PIB/crédito, y por otro el
ratio crédito/depósitos, cuya diferencia (brecha crédito-depósito) puede
indicarnos cuando se está generando un nivel de crédito insostenible y
perjudicial para la estabilidad macroeconómica y el crecimiento
tendencial del PIB. La idea que hay detrán del ejercicio presentado es
reconocida por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, el cuál
propuso utilizar dicho criterio a la hora de establecer el capital y las
provisiones anticíclicas a las entidades financieras.
En el
documento citado se detallan tres fases en la dinámica del
comportamiento del crédito desde 1970. Una primera fase de
sostenibilidad (1970-1997) en el que se observa una estabilidad entre
las variables analizadas. Las fase de boom crediticio (1997-2008) en la
que se forma la burbuja de deuda, y el período período de crisis al que
estamos asistiendo en la actualidad, coincidiendo con la quiebra de
Lehman Brothers. La idea principal es que el crecimiento excesivo del
crédito puede ser un indicador temprano de problemas financieros en el
futuro si no se corrige la situación. El estudio indica que en la
primera fase, el volumen de crédito al sector privado se mantuvo en una
proporción estable respecto a los depósitos, y la brecha
crédito-depósito era relativamente pequeña por lo que no había problemas
para financiarla mediante otros instrumentos. Es en el boom de crédito
(1997-2008) cuando la brecha comenzó a crecer de forma intensa y
sostenida, ayudado por una disponibilidad abundante de recursos globales
en los mercados financieros que absorvió sin problemas las
titulizaciones y los instrumentos dirigidos a los mercados mayoristas de
deuda. La quiebra de Lehman Brothers cerró bruscamente dichos mercados,
y la financiación de la brecha crédito-depósitos saltó por los aires,
por lo que el BCE tuvo que activar un mercado monetario vertical para
proporcionar liquidez a las entidades con problemas. La confirmación
tardía de que parte del sistema bancario español no tenía problemas de
liquidez sino de solvencia, y la conexión con la deuda pública del
rescate bancario, son el epílogo de la crisis financiera contagiada a la
economía que estamos padeciendo en la actualidad. El trabajo realizado
por el servicio de estudios del BBVA analiza el comportamiento económico
(PIB) en el largo plazo, junto con las variables de crédito al sector
privado y depósitos de residentes. Se determina que hay una fase de
sostenibilidad (steady-state) en la que la brecha crédito-depósito es
estable y absorbida sin problemas por el sistema, y períodos en los que
existe una desviación respecto a la tendencia a largo plazo. El método
utilizado permite hacer una simulación contra-factual (que hubiera
pasado si...) en la cuál la principal conclusión es que si el
crecimiento del crédito durante la fase boom hubiera sido proporcional a
los depósitos del sistema, el PIB sería un 10% superior al actual.
En
conclusión, la lección a aprender por los gestores económicos públicos y
los responsables de las instituciones financieras es que una abundancia
de crédito a largo plazo termina provocando una burbuja de deuda, casi
siempre acompañada de otra de precios de activos, y un empobrecimiento
significativo cuando desaparece de golpe el estímulo financiero que
sostenía la ficción de riqueza. Por tanto, un boom de crédito es una
forma de dopaje económico, en el que una vez dejan de utilizarse las
sustancias prohibidas las consecuencias pueden ser graves para la salud,
además del consiguiente descenso del rendimiento deportivo. El dilema
es que en el deporte el uso de sustancias dopantes está prohibida, y si
pillan al que la usa y/o al que la prescribe, estos tendrán problemas
legales y deportivos. Mientras, en economía el uso de estímulos
monetarios, financieros, fiscales y económicos puede ser usado a
discreción sin consecuencias para aquellos que los prescriben o que los
aplican. La historia económica reciente y el presente estudio, deja
claramente entrever que la utilización de instrumentos de estímulo por
parte de los gestores públicos de un país está más cerca de su
estrategia política o ideológica, aunque sea de buena fe, que de una
análisis rigoroso , comparativo, econométrico, histórico o estadístico
que probablemente presenta una verdad incómoda, difícil de reconocer y
aceptar, y que puede ser fácilmente desprestigiada en cualquier debate
donde se imponga la polaridad ideológica de los parroquianos que
defienden sus principios por encima de cualquier otro argumento. Es la
actualidad la que impone.