domingo, 29 de junio de 2014

Consecuencias del boom crediticio sobre el crecimiento económico de España


La financiación de la demanda se encuentra en la mayor tasa interanual negativa histórica desde 1995, como podemos observar en los gráficos adjuntos. Obviamente, esto representa un condicionante adverso adicional e importante a la difícil coyuntura económica actual. Ahora bien, si se analiza la dinámica del crédito desde una perspectiva menos coyuntural, y sobre todo desde la óptica del impacto que el nivel de crédito puede tener en el crecimiento de una economía en el largo plazo, podremos comprobar que los excesos crediticios, tanto en un boom como en períodos de escasez, pueden generar problemas mayores que los beneficios aportados. El paradigma de que a mayor liberalización y desregulación  del sistema financiero y bancario, mayor es el resultado de la actividad económica, está siendo cuestionado, y no sólo desde el ámbito ideológico o político. El trabajo "La relación del estado estacionario entre el crédito y el PIB en la economía española" del servicio de estudios del BBVA va en la línea de que el boom crediticio observado a partir de finales de la década de los noventa en España y su posterior desplome a consecuencia de la crisis le ha costado aproximadamente un 10% de PIB a la economía española. Para llegar a esa conclusión han tomado la metodología utilizada por el BCE para el caso irlandés, aplicándolo al caso español. Dicho modelo ha tomado tres variables, el PIB, el crédito al sector privado de la economía, y los depósitos de residentes en las entidades financieras nacionales, buscando relacionar por un lado el ratio PIB/crédito, y por otro el ratio crédito/depósitos, cuya diferencia (brecha crédito-depósito) puede indicarnos cuando se está generando un nivel de crédito insostenible y perjudicial para la estabilidad macroeconómica y el crecimiento tendencial del PIB. La idea que hay detrán del ejercicio presentado es reconocida por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, el cuál propuso utilizar dicho criterio a la hora de establecer el capital y las provisiones anticíclicas a las entidades financieras.


En el documento citado se detallan tres fases en la dinámica del comportamiento del crédito desde 1970. Una primera fase de sostenibilidad (1970-1997) en el que se observa una estabilidad entre las variables analizadas. Las fase de boom crediticio (1997-2008) en la que se forma la burbuja de deuda, y el período período de crisis al que estamos asistiendo en la actualidad, coincidiendo con la quiebra de Lehman Brothers. La idea principal es que el crecimiento excesivo del crédito puede ser un indicador temprano de problemas financieros en el futuro si no se corrige la situación. El estudio indica que en la primera fase, el volumen de crédito al sector privado se mantuvo en una proporción estable respecto a los depósitos, y la brecha crédito-depósito era relativamente pequeña por lo que no había problemas para financiarla mediante otros instrumentos. Es en el boom de crédito (1997-2008) cuando la brecha comenzó a crecer de forma intensa y sostenida, ayudado por una disponibilidad abundante de recursos globales en los mercados financieros que absorvió sin problemas las titulizaciones y los instrumentos dirigidos a los mercados mayoristas de deuda. La quiebra de Lehman Brothers cerró bruscamente dichos mercados, y la financiación de la brecha crédito-depósitos saltó por los aires, por lo que el BCE tuvo que activar un mercado monetario vertical para proporcionar liquidez a las entidades con problemas. La confirmación tardía de que parte del sistema bancario español no tenía problemas de liquidez sino de solvencia, y la conexión con la deuda pública del rescate bancario, son el epílogo de la crisis financiera contagiada a la economía que estamos padeciendo en la actualidad. El trabajo realizado por el servicio de estudios del BBVA analiza el comportamiento económico (PIB) en el largo plazo, junto con las variables de crédito al sector privado y depósitos de residentes. Se determina que hay una fase de sostenibilidad (steady-state) en la que la brecha crédito-depósito es estable y absorbida sin problemas por el sistema, y períodos en los que existe una desviación respecto a la tendencia a largo plazo. El método utilizado permite hacer una simulación contra-factual (que hubiera pasado si...) en la cuál la principal conclusión es que si el crecimiento del crédito durante la fase boom hubiera sido proporcional a los depósitos del sistema, el PIB sería un 10% superior al actual. 



En conclusión, la lección a aprender por los gestores económicos públicos y los responsables de las instituciones financieras es que una abundancia de crédito a largo plazo termina provocando una burbuja de deuda, casi siempre acompañada de otra de precios de activos, y un empobrecimiento significativo cuando desaparece de golpe el estímulo financiero que sostenía la ficción de riqueza. Por tanto, un boom de crédito es una forma de dopaje económico, en el que una vez dejan de utilizarse las sustancias prohibidas las consecuencias pueden ser graves para la salud, además del consiguiente descenso del rendimiento deportivo. El dilema es que en el deporte el uso de sustancias dopantes está prohibida, y si pillan al que la usa y/o al que la prescribe, estos tendrán problemas legales y deportivos. Mientras, en economía el uso de estímulos monetarios, financieros, fiscales y económicos puede ser usado a discreción sin consecuencias para aquellos que los prescriben o que los aplican. La historia económica reciente y el presente estudio, deja claramente entrever que la utilización de instrumentos de estímulo por parte de los gestores públicos de un país está más cerca de su estrategia política o ideológica, aunque sea de buena fe, que de una análisis rigoroso , comparativo, econométrico, histórico o estadístico que probablemente presenta una verdad incómoda, difícil de reconocer y aceptar, y que puede ser fácilmente desprestigiada en cualquier debate donde se imponga la polaridad ideológica de los parroquianos que defienden sus principios por encima de cualquier otro argumento. Es la actualidad la que impone.